25 octubre 2007

¿Y a estos no los detienen? SOS RACISMO

Dos bandas de menores latinos atracan con pistolas eléctricas a usuarios del Metro
CARLOS HIDALGO. MADRID
Son lo último en atracos en la red de Metro. Por su sofistificación, pero, lo que es mucho peor, por su peligrosidad. Al menos dos bandas de suramericanos menores de edad llevan meses perpetrando atracos en el suburbano, incluso en el interior de los trenes, con un arma prohibida en España: las llamadas pistolas eléctricas, capaces de paralizar a una persona por las descargas que sueltan e, incluso, en algunos casos, acabar con la vida de quienes sufran alguna patología cardíaca.
Sus primeros golpes los dieron hace aproximadamente un año, explicaron las fuentes consultadas. Por un lado, existe un grupo de cuatro o cinco chavales, menores de edad, que interceptan a un grupo de jóvenes en la red de Metro. Deciden que ésas van a ser sus víctimas. De ese modo, siguen a sus futuras presas e, incluso, se suben con ellos en los vagones de Metro. Cuando creen que es el momento idóneo, el grupo saca las pistolas eléctricas «Taser» -incluso se han llegado a utilizar tres de ellas en un mismo atraco- y les encañonan, también a varios metros de distancia, para robarles.
«A un chico le dejaron sin botas»
Esas pistolas, cuando son puestas en marcha, sueltan descargas eléctricas a distancia. Incluso se llega a oír el chisporroteo de la energía al dirigirse a la víctima. El efecto que provocan es el esperado: calambres, paralización de la víctima, etcétera. De esta manera, los agresores tienen el campo allanado y se llevan todo lo que pueden: «Desde relojes a carteras, cazadoras... A un chico, incluso, le dejaron sin botas», explican fuentes cercanas a este caso. El «modus operandi» es el explicado, pero, claro, hay que saber buscar el lugar y el momento idóneo para que la acción surta efecto. Así, estos grupos suelen operar en las líneas 1 y 5 del Metro de Madrid. En esta última, especialmente entre las estaciones de Ventas y Canillejas, con poca afluencia de público.
Los horarios suelen ser nocturnos, a partir de las diez, especialmente los jueves, viernes y sábados. «Además, también los domingos, aprovechando la gente que, a primera hora de la mañana, vuelve borracha a su casa, después de estar de fiesta», añaden nuestras fuentes.
En cuanto al origen de este grupo, las fuentes consultadas indicaron que podrían ser miembros de bandas latinas, como «latin kings» o «ñetas». «Ellos no lo van reconociendo, pero su manera de actuar y su vestimenta rapera les delatan. Llevan cinturones anchos, los pañuelos amarillos y rojos. Y otras armas, como puños americanos caseros. Eso sí, en el grupo van chicos de varias nacionalidades, desde dominicanos a otros países, de raza blanca y negra, altos y bajos; se mezclan», cuentan las fuentes. «Han actuado bastantes veces», añaden. También portan un llavero con un cordel de cuero y que termina en una bola de acero de importante tamaño, con la que también agreden a los usuarios.
«Salvatruchas y maras»
A raíz de comenzar a operar el primer grupo, surgió otro segundo, conformado por colombianos y venezolanos, que utilizan la misma arma y que, incluso, se llegan a denominar «salvatruchas» y «maras», las banda sanguinarias que son conocidas en lugares como El Salvador. En algunos de los atracos, los miembros de este segundo clan llegaron a decir: «Hemos venido a limpiar España o a destrozarla. Seguro que ya escucharéis hablar de nosotros».
Estos grupos procuran dar sus «palos» en momentos y vagones en los que apenas haya nadie más que sus víctimas, pero se han dado casos en los que ha habido más testigos que, aterrorizados por la violencia y las armas utilizadas, no se han atrevido a intervenir.
El colmo de la intimidación es cuando, tras robarle la cartera a sus víctimas, también les quitan las llaves de sus casas: «Como se te ocurra avisar a la Policía por esto atente a las consecuencias, que sé dónde vives y cómo entrar en tu casa», amenazan estos jóvenes delincuentes a sus víctimas.
Uno de los casos más recientes se produjo en la estación de Callao (línea 5). Allí, un vigilante de seguridad estuvo dando vueltas a una columna para evitar que uno de estos jóvenes le alcanzara con una descarga.
Las agresiones se cometen a distancia, pero también han llegado a practicarla poniendo la pistola en contacto con el cuerpo, por ejemplo, en los glúteos y el costado, lo que provoca unos efectos aún mayores. Los Taser» tienen una potencia que va desde los 150.000 voltios a los 900.000.
A la Policía Nacional le han llegado algunas denuncias, pero son muchas las víctimas que tienen miedo a poner estos hechos en conocimiento oficial de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Uso muy poco común
Fuentes expertas consultadas por este periódico indicaron que el uso de las pistolas eléctricas, las tipo «Taser», es casi inexistente entre la población civil de nuestro país. Apenas se han requisado ejemplares en España.
Las que sí parece que están más diversificadas, pese a que también son consideradas armas ilegales, son las defensas o porras eléctricas. En el mundo rural se utiliza para controlar el ganado y pueden ir hasta camuflados en otros tipos de objetos, como los paraguas.
Se dan casos de mujeres que portan este tipo de defensas para repeler ataques o intentos de agresiones sexuales. También se han presenciado casos en los que han sido utilizadas en peleas por cuestiones de tráfico, en pleno centro de Madrid, por ejemplo. La Policía tiene el deber de incautárselas.
ABC.es

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