Una frase pronunciada por un desconocido en el otro extremo del mundo, un interpretado gesto, una mano en el hombro y un susurro que pudo no ser susurrado.
Cada paso dado y cada palabra dicha por cualquier persona en cualquier circunstancia (en la vacilación o el convencimiento, en la sinceridad o el engaño), tienen repercusiones inimaginables que afectan a quien no nos conoce ni lo pretende.
Cada paso dado y cada palabra dicha por cualquier persona en cualquier circunstancia (en la vacilación o el convencimiento, en la sinceridad o el engaño), tienen repercusiones inimaginables que afectan a quien no nos conoce ni lo pretende.
Corazón tan blanco
Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace.
Pedro Páramo
Tu te subestimas muchísimo, no sabes cuanto. Tu eres alucinante y lo sabes, pero te empeñas, no sé por qué en no mostrarte tal cual eres, te escondes detrás de una coraza. Parece como si alguien te hubiera hecho mucho daño y no quisieras volver a confiar en los demás.
La sonrísa de Lucía
Tenía la capacidad de, en pocos minutos, resumir y contar años de sus vidas. Así me dí cuenta de lo corto que es esto. La mayoría de nuestras horas son planas y transparentes. Recorremos una larga y aburrida autopista de horas muertas. No nos damos cuenta del enorme valor de los baches, de las adversidades, que al menos rompen la insoportable monotonía.
La sonrísa de Lucía
No sabes cómo se siente cuando se está herido de amor, loco de amor y ciego de ira. El amor se transforma en odio, a más amor, más odio. Ramas paralelas nacidas del mismo tronco.
La sonrísa de Lucía
Vivo en la caída, sin intención de levantarme o de curar las heridas. Al contrario, dejándome desangrar. Comprobando cómo cada día me descompongo más, autodestruyéndome por la nostalgia de un ayer que no volverá.
La sonrísa de Lucía
Tengo la terrible impresión de haber consumido mi trozo de vida de un bocado. ¿Sólo esto es la vida? Muy poco para tantos años en el mundo. A veces pienso lo contrario. Está intacta, la he dejado escapar sin hacer nada para evitarlo. Como arena se me ha escapado entre los dedos. Maldigo al que haya escrito las líneas de mi mano, al que haya marcado mi tiempo, mi futuro. Necesito una nueva mano, comenzar a trazar las rayas de un modo muy diferente. Necesito vivir de nuevo. Revivir.
La sonrísa de Lucía
La soledad es la peor de las condenas. La soledad elegida se utiliza como vía de escape, la obligada como cárcel. Una cárcel sin rejas ni barrotes, individual. Asignada por el maldito juez que rige nuestras vidas
La sonrísa de Lucía