Cuenta una leyenda de la región del Punjab que un ladrón entró en una hacienda y robó doscientas cebollas. Antes de que pudiera huir, el dueño del lugar lo capturó y lo llevó ante el juez. El magistrado pronunció la sentencia: pagar diez monedas de oro. Pero el hombre alegó que era una multa demasiado alta y el juez, entonces, resolvió ofrecerle otras dos alternativas: recibir veinte latigazos o comerse las doscientas cebollas. El ladrón eligió comerse las doscientas cebollas. Pero cuando llegó a la vigésimo quinta, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar y el estómago le quemaba como el fuego del infierno. Como aún le faltaban 175 y se dio cuenta de que no aguantaría el castigo, pidió para recibir los veinte latigazos. El juez aceptó. Cuando el látigo golpeó su espalda por décima vez, él imploró que parasen de castigarlo, porque no soportaba el dolor. La petición fue obedecida, pero el ladrón tuvo que pagar las diez monedas de oro. - Si hubieras aceptado la multa, te habrías evitado comer las cebollas y no habrías sufrido con el látigo - le dijo el juez. - Pero preferiste el camino más difícil sin entender que, cuando se hace algo mal, es mejor pagar enseguida y olvidar el asunto.
La felicidad es un pájaro que se posa en un minuto de nuestra vida y cuando levanta el vuelo... Sólo Dios sabe en qué otro minuto se volverá a posar.
18 agosto 2006
Por tí existo
Yo sé que existo porque tú me imaginas.
Soy alto porque tu me crees alto,
y limpio porque tú me miras con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace inteligente,
y en tu sencilla ternura,
yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto
sin que nadie lo sepa.
Verán viva mi carne,
pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo-
el que la habita...
Soy alto porque tu me crees alto,
y limpio porque tú me miras con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace inteligente,
y en tu sencilla ternura,
yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto
sin que nadie lo sepa.
Verán viva mi carne,
pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo-
el que la habita...
Robert
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