16 julio 2006

Mujeres listas

Una mujer estaba jugando golf un día cuando su pelota fue a parar al bosque. Fue a buscarla y encontró a una rana en una trampa. La rana le dijo: "- Si me liberas de esta trampa, te concederé tres deseos". La mujer liberó a la rana y esta le dijo: "-Gracias, pero no te mencioné que había una condición a tus deseos, cualquier cosa que tu desees, a tu marido se le dará 10 veces más o mejor que a ti." La mujer contestó: "-Eso está bien, no hay problema"
Como primer deseo, ella quiso ser la mujer mas bella del mundo. La rana le advirtió: "- ¿Te das cuenta que ese deseo tambien hará que tu marido sea el hombre más guapo y deseable del mundo? ¿Un Adonis a quien todas las mujeres adorarán?" La mujer contestó: "-Eso no tiene importancia, porque yo seré la mujer más hermosa y el sólo tendrá ojos para mi" Así que, KAZAM!!! --- ¡La mujer mas bella del mundo!.
Como segundo deseo, quiso ser la mujer más rica del mundo. La rana le dijo: "Eso hará que tu esposo sea el hombre más rico en el mundo y será diez veces más rico que tu". La mujer dijo: "Eso está bien, porque lo que es mio es suyo, y lo suyo es mio" Asi que, KAZAM!!! --- ¡La mujer mas rica del mundo!. La rana le preguntó por su tercer deseo y ella contestó: "Quisiera un leve ataque cardiaco".
Moraleja: ¡Las mujeres son listas! ¡No las provoques ....!

Jornada de la soltera

Da vergüenza estar sola. El día entero arde un rubor terrible en su mejilla. (Pero la otra mejilla está eclipsada).
La soltera se afana en quehacer de ceniza, en labores sin mérito y sin fruto; ya la hora en que los deudos se congregan alrededor del fuego, del relato, se escucha el alarido de una mujer que grita en un páramo inmenso en el que cada peña, cada tronco carcomido de incendios, cada rama retorcida, es un juez o un testigo sin misericordia.
De noche la soltera se tiende sobre el lecho de agonía. Brota un sudor de angustia a humedecer las sábanas y el vacío se puebla de diálogos y hombres inventados.
Y la soltera aguarda, aguarda, aguarda.
Y no puede nacer en su hijo, en sus entrañas, y no puede morir en su cuerpo remoto, inexplorado, planeta que el astrónomo calcula, que existe aunque no ha visto.
Asomada a un cristal opaco la soltera -astro extinguido- pinta con un lápiz en sus labios la sangre que no tiene. Y sonríe ante un amanecer sin nadie.